domingo, octubre 23

MI PEQUEÑO HOMENAJE


Me declaro admiradora de la fe. Veo a tanta gente pasar la noche en vela simplemente para dar gracias por un rito... veo tanta gente arrodillada con devoción frente a una tumba... veo tanta alegría por un acto litúrgico que no prentende más que agradecer, que me sobrecojo.


Me acuerdo de aquellos años universitarios, cuando salíamos con la Coca armadas con unos termos de café para repartir entre los pobres del terminal San Borja. Me pregunto sin con el paso de los años uno pierde la sensibilidad ante esas cosas y se preocupa demasiado de uno mismo. Me pregunto si hoy tendría las fuerzas para hacer lo mismo y no conformarme con abrir la ventana del auto, estirar las manos y dar unas monedas a esa viejita que se para la esquina, para sentirme yo un poco mejor como ser humano.

Para mi Dios no necesita de proclamaciones de tan magna cobertura para darle la "santidad" a alguien.. pero para nosotros los hombres parecen imprescindibles los reconocimientos públicos... no sé que estará pensando el Padre Hurtado hoy día, porque según sé, él no era muy amigo de los homenajes... pero ya está. Ya es oficialmente un hombre Santo... Me pongo a pensar entonces en qué significa ser "santo". Mucho tiempo pensé que era casi sinónimo de "ñoñería"... pero hoy día tengo la certeza de que no es así. Y eso es gracias al Padre Hurtado.

Por trabajo, tuve que leer mucho sobre él para el reportaje que (con sangre, sudor y lágrimas) hicimos con la Isa Miquel a comienzos de este año. Ahí entendí que ser Santo es vivir para los demás. Ser Santo es ver a Dios en cada una de las personas que nos rodean. Ser Santo no es dejar de vivir para encerrarse en un convento a rezar sino justamente lo contrario. Ser Santo es vivir la vida al máximo y vivir con la fe como chaleco anti balas.

Hasta el mismo Presidente Lagos, que es agnóstico, se declaró emocionado por lo que estamos celebrando como país. Es más, nos cambió a Bernardo O'Higgins por el Padre Hurtado como Padre de la Patria. Buena idea. Inspiradora. Que buena noticia es que seamos todos hijos de un hombre que se entregó por completo para dar dignidad y amor a los que no tuvieron la suerte de nacer con una marraqueta bajo el brazo.

Me gusta el Padre Hurtado porque pudiendo rodearse de gente importante, optó por los que no tienen nada. Me gusta porque estaba tan convencido de lo que hacía que fue capaz de enfrentarse a las jerarquías. Porque pese a ser incomprendido no juzgó ni menos preció a los incapaces de leer su alma. Me gusta porque pese a estar cansado y enfermo, nunca dejó de sonreir. Me gusta porque cuando tenía miedo igual se dio la licencia de llorar. Me gusta porque por alguna razón me tiene un domingo en la mañana con ganas de predicar.

"Es momento de comenzar a vivir de otra manera" decía él... ¿de qué manera? Difícil respuesta... creo que se trata de vivir con honestidad. De entender que decir la verdad con respeto y con prudencia no es sinónimo de pedantería. Que callar, cuando lo que vamos a decir no contribuye a nada, también es un acto de amor. De entender que venimos a este mundo a ser felices y que no se puede ser feliz mirando sólo hacia nosotros mismos... "el que no vive para servir, no sirve para vivir", dijo el Papa Juan Pablo II... y sí, creo que es otra gran frase que apunta a lo mismo...

Una vez escuché una frase que me hizo sentir pésimo... decía: "no he hecho mucho más que construirme a mi misma".. me sentí pésimo porque me identificó por completo. Vivo sola hace ya casi 10 años y el único ser vivo que depende de mi, es una planta que tengo en el balcón. Pero no. Una amiga me hizo ver que estaba equivocada... gracias, mi querida Paula... ella me dijo que vivir para los demás no es sólo salir a la calle como misionero iluminado (con todo el respeto que eso nos merece)... que se puede vivir para otros tan iguales como uno mismo.. para un amigo, para un hermano, para los papás, para un colega del trabajo...

Es momento de comenzar a vivir de otra manera... de vivir para servir... de buscar lo que nos hace felices más allá de nosotros mismos. Creo que no se trata de vivir culpables por tener lo que tenemos, sino de vivir agradecidos. No se trata de dejar de gozar o de irse de vacaciones a Nueva York, sino de repartir lo que se tiene con otras personas que no tienen el privilegio de poder comer todos los días. No se trata de dejar de ir al gimnasio para salir a recorrer las calles y repartir café a la gente pobre (lamentablemente no todos nacemos con la capacidad de hacerlo) sino de buscar las instancias de regalar un poco de nuestro tiempo a quienes de algún modo lo necesitan.


Es momento de estar contentos, contentos, Señor, contentos.

jueves, octubre 20

NADIE DIJO QUE SERIA FACIL


La vida avanza tan rápido que a veces ni siquiera nos deja tiempo para pensar en lo que estamos viviendo ni en lo que dejamos atrás... suele necesitarse algo que nos mueva el piso, que nos terremotee el alma, como para acordarse de Mafalda y pedir a gritos que paren el mundo porque nos queremos bajar. El problema es cuando eso pasa y no nos damos ni cuenta.

Es un hecho que todos tenemos razones para estar felices y tristes. Es más, si miramos hacia adentro y buscamos en los primeros cajones del alma, probablemente nos encontremos con un montón de razones para estar enojados, preocupados o con pena. Casi con seguridad, encontraremos motivos para no sonreirle al conserje del edificio o para no darle las gracias a la persona que hoy en la mañana nos esperó con la puerta del ascensor abierta. Pero probablemente ninguna de esas razones sea realmente tan poderosa como para dejar de hacer gestos tan simples, pero tan vitales.

Me preocupa que el mundo pierda su necesidad de sonreir.

Una de mis mejores amigas tiene leucemia. La otra acaba de perder su primera guaguita. Un amigo muy querido, se quedó sin trabajo de un día para otro... y otra persona que adoro, tiene un nivel de problemas que no los puedo ni escribir. Pienso en eso y me siento hasta culpable por no andar repartiendo carcajadas.

Claramente uno no puede inmunizarse de la pena. No es posible pasar por alto el sufrimiento de las personas que uno quiere, pero tampoco es útil y necesario ahogarse con ellos. Es mucho más reconfortante (lo que no implica que sea fácil) buscar el modo de desinfectar la herida que quedarse en el dolor que causa.

Hoy tengo la necesidad de hacer una invitación...

Los invito a dar las gracias por caminar, por escuchar, por poder hablar... por tener amigos y afectos sinceros... por tener un trabajo...por tener talentos, ganas y desganos... por sentir, por poder amar y sufrir por amor... por buscar el modo de trascender... y simplemente, por poder respirar.

Nadie dijo que la vida sería fácil. Nadie nos firmó una carta de garantía de que sería justa.

No se trata de caer en la mediocridad y el conformismo... creo que hay que buscar la empatía, ponerse en el lugar del otro, y sufrir por las cosas que realmente ameritan sufrir. La pena es válida y necesaria, pero no puede matarnos las miles de razones para estar contentos.

PD: por favor, recuérdenmelo cuando se me olvide...

jueves, octubre 13

AUTO TERAPIA


En su último artículo, mi querido amigo Sergio (Jimmy para quienes lo conocieron en otra etapa) dijo que el amor es una mezcla de admiración y pasión... y creo que tiene razón ...

Mi problema surge cuando pienso que para amar a otro hay que partir por amarse a uno mismo... entonces me pregunto ¿cuánto de uno se admira? ¿cuánto de uno mismo apasiona? Ups. Complejo. Me aterra caer en un egocentrismo sin límites o en una falsa modestia que no me haga encontrar respuestas.

Busco en los rincones de mi alma y caigo sin colchonetas en una autoterapia sin compasión. Pasando la barrera de los 30 puede parecer incluso de mal gusto... se supone que ya pasó la etapa del "yo perdido"... pero qué le vamos a hacer... es parte de la compleja tarea de existir.

Vivir hace encontrarse de sopetón con la ingrata misión de averiguar (de vez en cuando y de cuando en vez) en qué nos hemos convertido. Es el único modo de saber si hay algo de uno que admirar... si hay algo nos apasione más que el fútbol o una barra de chocolate. Por eso mi invitación a la autoterapia, a automedicarse por un rato.

Que se vayan los prejuicios. Que se acerquen las honestidades. La gente no está acostumbrada a que se le digan las cosas en la cara. Tampoco lo está uno mismo cuando la conciencia decide enfrentarnos con lo que solemos ocultar.

En el camino se cae en más de un buen tropiezo. Al menos yo, creo haberme equivocado de receta un par de veces, pero descubrí que no es tan malo darse permiso para caminar con los ojos vendados... por momentos suele ser el único método efectivo para mirarse sin filtros en el espejo.





martes, octubre 11

ALMA EN MUTE


Necesito palabras que no digan nada
me urgen frases
que me traigan el norte perdido
de mi balcón se fueron hasta las luces
ya no queda nada más que yo
que apenas si puedo encontrarme

miércoles, octubre 5

¿ARRIBA O ABAJO?


La vida es como una montaña rusa. Varía, cambia, avanza y retrocede. Es más, a veces gira en 360 grados provocándote un desconcierto tal que todo parece quedar en el mismo lugar.

¿En qué parte se estará mejor? ¿arriba o abajo? Instintivamente diría que arriba, porque siempre es rico estar en lo más alto de todo. Pero alguien muy sabio me hizo ver que ese no era el mejor lugar. No, porque claramente anuncia una caída traumática. Obvio... no sé como no había pensado en eso antes.

Abajo entonces. Claro, porque ya vienes de vuelta. La caída ya pasó. Te recuperas del dolor de estómago y ya. Pero... ¿y que hacemos con la subida que viene? Ups, un camino arduo que para rematar, nos deja nuevamente en lo más alto de la montaña y listos para volver a caer.

¿Cayendo? Tiene el sabor de la aventura, pero claramente no es una sensación taaaan placentera como para prolongarla demasiado.

¿Subiendo? Mmmm, trae el sabor de la incertidumbre y la certeza de que algo va a pasar, pero de solo acordarme del ruidito que hace el carro cuando está en ese proceso, me duelen algo más que los oídos y me canso.

Creo que lo mejor sería hacer un promedio de todo y encontrar alguna línea recta de la que agarrase, ¿existirá? A la llegada, claro!! cuando ya vienes bien mareado, bien hiperventilado y listo para bajarte del carro... ahí te ponen al fin esa soñada plataforma en la que revisas tus sensaciones y te das tiempo de volver a respirar...

Lo escribo y la analogía con la vida se me hace patéticamente cierta. Sólo espero que no sea al final cuando uno tenga que sentirse tranquilo, porque no hay posibilidad de hacer la cola de nuevo y volver a subirte.

Confío entonces en que podamos ser felices en cualquiera de los estados. Que podamos buscar pendientes poco pronunciadas, líneas más o menos rectas que te dejen avanzar lento cuando lo necesitas. Que seamos capaces de gozar la incertidumbre de las subidas y del descanso de la cima. Que nos hagámos cómplices gritando fuerte con el vértigo de la caída y que podamos tomar la fuerza necesaria para hacer todo otra vez antes de llegar a la recta final.

lunes, octubre 3

LAS PALOMAS NACIERON PARA VOLAR



Nadie dijo que la vida tenía que ser justa, pero ¿no habrá un límite? Escucho tu historia y veo la debilidad detrás de una fortaleza que se cansa de tanto luchar. Por más que intento buscar palabras reconfortantes, no logro encontrar razones para tanta desventura. Me aprisiona la impotencia y hasta me invade la curiosidad frente a una tragedia que supera los guiones de los más afamados griegos. Me asombra constatar que pese a todo, no te derrumbas.

Te escucho y me siento tan pequeña. Tan ingrata.

¿Dime cómo se puede escapar de la rutina que aisla? ¿cómo se recuperan los segundos cotidianos que me privaron de darte un abrazo cuando lo necesitabas? ¿como te ayudo a sanar esas heridas que ya no alcanzan a cicatrizar?

El tiempo no retrocede. Avanza y nos pasa la cuenta. Nos dice a cada segundo que sólo existe en ese momento, en ese instante en que se hace consciente... ¿cómo lo hago para que me alcance para todo?

Pienso en ti y es inevitable constatar que las palomas nacieron para volar. Que te dieron las alas para salir arrancando cuando lo encuentres necesario... que sabrás el momento oportuno de extenderlas, respirar y volar, simplemente volar.

Yo estaré aquí abajo, esperando. Te prometo que trataré de hacer que el aterrizaje sea menos doloroso.


SI NO OIGO A MI CORAZON

Ah, cuanto tiempo perdido en pensar
que la vida se puede explicar
Con veneno intenté curación
¿por qué confié en mi razón?

Ya en un mar de palabras me ahogué
y fue en vano quererlas creer
Pero al fin el castillo cayó
y adentro sólo estoy yo.

Vos ya sabías que todo es parcial
que no hay mapa que enseñe a viajar
que es el alma quien debe cantar
Que sólo un tonto se pone a correr
cuando la lluvia le besa los pies

Sirve el tiempo su mismo licor
que cada año acelera el temor
que en mi copa se amargue el sabor
si no oigo a mi corazón.

(Pedro Aznar)

PD: Mi querida Paloma, estoy segura que la vida tiene una razón. Daría lo que fuera por encontrarla por ti.

domingo, octubre 2

SER O NO SER


Pedro Aznar es una gran fuente de inspiración. Se escucha, pero también se lee. Más aún, se siente. En su "mala señal" prende luces. Prende ideas. Se entrelaza con historias mías y de otros que también hablan de lo que pudo ser y no fue.

Divago un poco en el manejo de los fragmentos. De eso que se hace pensando en lo que "es" pero que finalmente se deshace. En cuántas veces no se hace necesaria una cebolla porque las razones para llorar sobran.

¿Cómo se sabe si lo que fue no pudo ser más? ¿cómo se tiene la certeza de que lo que no pasó era porque no tenía que pasar? Me imagino que las respuestas pueden ser muchas y ninguna a la vez. Depende del momento en que uno se lo pregunte.

El tiempo ayuda a ver el mundo desde otra esquina. En el camino, al cruzar las avenidas, todo va tomando otro sentido y las respuestas aparecen con un poco más de claridad. El corazón no deja de doler, pero al menos logra encontrarle el sentido a eso que por todos lados parecía inexplicable.

Aunque parezca un consuelo de tontos, ese "no era lo que tenía que ser" no deja de esconder cierta sabiduría. Es una de las frases simples que resume la compleja tarea de vivir. Claro. Porque la vida esta hecha de momentos, de fragmentos que nos hacen hacer, sentir, decir y callar. El punto está en tener claro que eso nos pasa a todos... frase que puede parecer un poco obvia, pero que no siempre tenemos en la cabeza cuando estamos sufriendo por amor, en cualquiera de sus dimensiones.

Así como uno puede tener las ganas, las razones o el impulso de amar a alguien (insisto en ver esto bajo todas las acepciones del amor y no sólo en el amor de pareja) ese ser al que decidimos entregar amor puede tener también sus razones para no respondernos como necesitamos. Y eso no tiene porque obligarnos a re-pensar nuestra manera de ser o de respirar.

Claramente que agota el ir por la vida cambiándose de esquina. Pero es parte del juego. Hay quienes están hace mucho tiempo en un rincón, no se mueven, no necesitan hacerlo. Bien por ellos. Pero me he terminado de convencer de que ese no es el certificado de la felicidad. A veces mientras más se te mueve el piso más aprendes a valorar cuando por fin se queda quieto.

Me la juego por pensar que lo que no fue es porque no tenía que ser. Cada vez que pienso en lo que se quedó en el camino - aún cuando tenía un final feliz en mi libro de historias inconclusas - logro tener la capacidad de cruzar la calle y entender por qué se quedaron así. No es una tarea fácil. Implica despojarse del ego (que nos hace elaborar frases como "¿pero como no puede enamorarse de mi?) y del peso de la soledad (que nos hace confundir muchas veces las ganas de estar con alguien a las ganas de estar con un alguien con nombre y apellido).

Pero por sobre todo, creo que la mejor manera de tener la certeza de que lo que no fue es porque no tenía que ser, es cuando eso pasa después de haber dado todo lo que se tenía por dar. Como dice el mismo Pedro Aznar: "sólo Dios sabe nuestros destinos".

MALA SEÑAL


Mala señal,
cruzó las piernas
y el champagne quedó
cuando dije algo incierto ella cruzó la calle.
La cebolla es la excusa para llorar
aunque sólo me quedaré a pagar esa llamada al servicio internacional.

Mala señal, cruzó las piernas
¿Y habrá alguien que la espere?
Ojalá que no le diga que yo la hice llorar.

Echale la culpa a la cebolla o al servicio internacional.
Y cuando el avión vuele
y cuando el barco vuele
y cuando todo vuele
me convertiré en un pedazo de cebolla en un átomo del sol.

Mala señal
cruzó las piernas
¡no era lo que tenía que ser! Pero el código me lo hizo entender:
mala señal, cruzó las piernas en París y se fue
y se fue de mí.


(PEDRO AZNAR)

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