jueves, septiembre 29
APOLOGIA A UNO MISMO
que la necesidad de expresar. Es como el canto. Te transporta hasta emociones inimaginadas, pero te reconforta aún más cuando es escuchado y sentido por otros.
Te sientas en el computador y te conectas con tu yo más escondido. Sacas los dotes de poeta casi sin pudor alguno y probablemente te divierte inventar el momento en que otros se sentarán frente a su propia pantalla y vivirán, a la distancia, este instante de soledad compartida.
Escribir es sentir. Es ordenar. Es borrar, recomenzar e imaginar. Al escribir el pasado deja de ser pasado y se convierte en un presente eterno. El presente se alarga casi sin fronteras y el futuro es dibujable con todos los colores del arcoíris. No hay límites. Puedes inventar o decir la verdad y nadie más que tú conoce la línea que separa tus letras.